Singular Bank prevé que el precio de la vivienda en España continúe su tendencia alcista entre 2025 y 2026, con un incremento medio acumulado de casi 9%.
En sus perspectivas inmobiliarias para 2025, el banco destaca que este ciclo de expansión en curso se verá impulsado por una relajación de la política monetaria, un fuerte crecimiento demográfico y un aumento sostenido de los ingresos de los hogares. "Este entorno apoyará tanto la demanda como la inversión en todos los segmentos", afirma el banco.
En concreto, se espera que la mejora gradual del poder adquisitivo de los hogares se traduzca en un aumento de la renta bruta disponible de 5,5% en 2025 y de 4,5% en 2026. Mientras tanto, se prevé que la renta media de los hogares crezca 3,5% y 2,5%, respectivamente, cifras ambas que superan la inflación prevista.
Este aumento del poder adquisitivo, junto con un entorno de tipos de interés más favorable -se espera que el Euribor a 12 meses toque fondo en torno al 2,0% en el verano de 2025 antes de volver a subir en 2026 si el BCE decide subir los tipos- facilitará el acceso al crédito y apoyará aún más la demanda.
Además, la tasa de presión hipotecaria en España cayó a una media nacional de 34,4% a finales de 2024, muy cerca de su nivel de equilibrio histórico. Esto sugiere que la asequibilidad general de la vivienda no se ha deteriorado tan bruscamente como comúnmente se percibe.
Según el banco, esta combinación de factores, sobre todo en zonas de gran demanda, seguirá impulsando al alza tanto los precios de venta como los alquileres, con incrementos estimados de 5% en 2025 y de 3,5% en 2026.
**Segmentos inmobiliarios**
En el sector residencial, se prevé que el desequilibrio entre la oferta y la demanda empeore, ejerciendo una nueva presión al alza sobre los precios. Singular Bank estima que el déficit acumulado de viviendas alcanzará las 600.000 unidades en 2025, lo que indica que la demanda estructural supera significativamente la capacidad actual del mercado para nuevos desarrollos.
En esta línea, la nueva construcción seguirá siendo insuficiente. "Entre 2025 y 2026, se espera que sólo se terminen alrededor de 260.000 viviendas, una cifra muy por debajo de lo necesario para satisfacer las demandas derivadas del crecimiento de la población, los flujos migratorios y la formación de nuevos hogares", prevé el banco.
El informe también señalaba que esta escasez se ve agravada por las limitaciones normativas, las restricciones a los cambios de uso del suelo y el envejecimiento del parque de viviendas. "En consecuencia, los precios seguirán subiendo, sobre todo en regiones como Madrid, Barcelona, Málaga, Valencia y las islas", subraya el informe.
En el sector comercial, se espera que la caída de los tipos de interés y la recuperación gradual de los alquileres compriman los rendimientos de referencia. El estudio destaca que este efecto será especialmente pronunciado en los espacios de oficinas prime, donde los rendimientos podrían caer hasta 70 puntos básicos, lo que llevaría a una revalorización teórica de 20% entre 2025 y 2026.
En términos más generales, el informe destaca que el aumento de los alquileres por encima de la inflación, la limitada disponibilidad de activos de calidad y el retorno del capital institucional están creando un entorno favorable para la recuperación de los precios. Esto posiciona a España como "uno de los mercados más atractivos de Europa", gracias a su ventaja de rentabilidad frente a los países vecinos.
Se prevé que el mercado hotelero, segundo sector de inversión de Europa en 2024, siga siendo atractivo para los inversores, a pesar de las previsiones de menor crecimiento del turismo y de una compresión limitada de la rentabilidad, estimada en 25 puntos básicos hasta 2026. Esto se atribuye al aumento de la competencia, la apertura de nuevos hoteles y una ligera desaceleración del crecimiento de las pernoctaciones.
Entretanto, se prevé que activos alternativos como alojamientos para estudiantes, viviendas para mayores, espacios de vida flexibles y centros de datos desempeñen un papel cada vez más importante en las estrategias de inversión institucional. Su carácter defensivo, unido a una fuerte demanda estructural y a una "rentabilidad ajustada al riesgo significativamente superior" a la de los segmentos tradicionales, los hace especialmente atractivos para los inversores.